1. Convencer a la persona para que acuda al médico.

Algunas veces la persona deprimida se encuentra bloqueada y no comprende que su estado de ánimo puede mejorar. Lo primero es convencer a la persona para que acuda a su médico de cabecera. Éste puede que le recete unos antidepresivos, los cuales le empezarán a hacer efecto a las dos semanas. Lo ideal sería que lo derivase a un psicólogo y/o psiquiatra, ya que son los verdaderos especialistas en tratar este tipo de problemas, siendo el psiquiátrica el autorizado y formado para recetar el tipo de medicación correspondiente a cada caso, ya que el tratamiento farmacológico que a un individuo puede irle bien, a otro puede no hacerle el efecto deseado.

2. Acompañar a la persona deprimida al médico.

  Tomar buena nota de la medicación que se le va a administrar. La persona deprimida necesita que alguien le acompañe en este sendero de oscuridad. Pueden aparecer efectos secundarios asociados con la medicación. En cualquier caso es necesario que sea constante y metódico con lo que le han recetado. Además es conveniente que se tome la medicación a ser posible dentro del mismo rango horario. Por ello sería interesante que un familiar ejerciera sobre el paciente una atención directa para que todo vaya funcionando adecuadamente.

3. Prepárate para aguantar un estado de ánimo negativo.

Estar con una persona deprimida no es fácil pero tienes que entender que   se trata de una enfermedad y él o ella es un enfermo/a. Tendrás que tener paciencia. Sin embargo, tu presencia y apoyo incondicional es necesario para el enfermo. Él debe sentirse arropado emocionalmente por sus seres queridos y que le muestren empatía con el fin de que sienta que le pueden entender de verdad, y son conscientes del proceso por el que está pasando.

4. No agobies a la persona deprimida con consejos.

     Su cerebro no funciona igual que el tuyo. Está carente de dopamina y no piensa ni siente las cosas como tú. Simplemente acompáñale y compréndele. Háblale pero no le des sermones. Esta enfermedad requiere un tiempo y no puedes pretender que de un día para otro la persona cambie de actitud y esté con un buen estado de ánimo y le apetezcan hacer diferentes tipos de actividades. Este trastorno emocional conlleva un proceso largo para obtener una recuperación y es vital cargarse de paciencia para poder ayudar al paciente.

5. Distraerle de sus pensamientos negativos.

     Intenta realizar alguna actividad con él o ella que sepas que le gusta hacer. Pon todo tu entusiasmo en preparar dicha actividad para lograr arrastrarlo hacia ella, ya que si la persona es consciente del tiempo que te ha llevado preparar la actividad será más probable que se involucre en la realización de la misma. Cualquier cosa que le distraiga de sus rumiantes pensamientos negativos le hará mucho bien.

6. Cuidado con los pensamientos suicidas.

      La persona puede mostrar su deseo de morir. Rápidamente hay que intervenir e insistir en que está pasando por un período malo en el que él o ella está enfermo/a. Es como si se tratase de una gripe, pero que dura más y es más difícil de soportar. Tiene que comprender que esta enfermedad tiene cura y que tiene que tener paciencia. Si la ideación suicida persiste es importante contactar con su psiquiatra para concertar una cita con carácter urgente.

7. Ten un plan de actuación para cada día.

Tener el día programado con diversas actividades: cocinar un plato especial, ver una buena película, salir a dar un paseo por la naturaleza, hacer que venga alguna visita, etc. Todas estas cosas hay que hacerlas con tacto y sin forzar la máquina. Deben surgir de manera natural y espontánea para que la persona deprimida no se abrume, ni sienta que se le está agobiando dirigiendo su día a día, haciéndole así perder el control o la toma de decisión por sí mismo.

8. Presta tu tiempo incondicionalmente.

Una persona deprimida a menudo se precipita de una persona a otra en busca de ayuda. Esta persona deprimida tiende a centrarse sólo en el terrible sufrimiento que vive. La gente pronto se cansa de este tipo de conversación. Poco después, se produce el rechazo.

La persona deprimida necesita desesperadamente a alguien que le cuide,      alguien a quién aferrarse. La mayoría de la gente no puede cumplir esta función. Si eres un amigo ocasional al que una persona deprimida se aferra, ten piedad. Escucha con cuidado. Dona un poco de tu tiempo. Recuerda que mañana esta situación te puede tocar a ti o a uno de tus familiares.

9. Comprender que el proceso de la enfermedad puede ser largo.

      A medida que avanza el tratamiento, la persona deprimida mejorará. Es importante saber que la recuperación es muy lenta. Algunos esperan una recuperación completa. Se produce un suspiro de alivio y ya no se tiene una mayor tolerancia de todos los signos de la depresión. Pero a la depresión le gusta aferrarse.

Una persona puede sentirse casi normal durante la noche para que a la mañana siguiente todo le parezca sombrío. La persona deprimida necesita saber que estos cambios de humor pueden ser el principio del fin.

10. Ayudarle a tomar decisiones.

Una característica de la depresión es la incapacidad de tomar decisiones. Para una persona sana tomar decisiones puede resultar fácil. Esta incapacidad de la persona deprimida puede causar una desesperación en su entorno más cercano. Las personas deprimidas necesitan ayuda en la toma de decisiones.

La agonía y el sufrimiento que les acompaña a la toma de determinadas decisiones es muy frustrante para las persona deprimidas. La paciencia y la tolerancia son clave en la relación con la misma.

11. No ser duro con él o ella.

Muchas personas piensan que si tratan con dureza a una persona con depresión, le inspirarán para que haga cambios positivos, pero esto, en ocasiones, puede ser muy contraproducente.

Por ejemplo, algunas personas pueden ser intencionadamente impacientes con sus seres queridos, empujarles más allá de sus límites, utilizar el silencio, ser insensibles o incluso darles un ultimátum (“o cambias, o te dejo”).

Esta actitud es inútil, dañina y perjudicial. Es como ignorar, apartar o no ayudar a alguien que tiene cáncer.

12. No minimizar su dolor.

Afirmaciones como “eres demasiado floja” o “¿Por qué permites que esto te afecte?”. Estas afirmaciones invalidan lo que la persona está experimentando y completamente pasa por alto el hecho de que está luchando contra un trastorno difícil, no contra una debilidad o un defecto de la personalidad.

13. Nunca te des por vencida/o.

Aunque la persona deprimida no lo demuestre, en el fondo de su corazón agradece lo que estás haciendo y por nada en el mundo quisiera que le abandonaras. Dejarle solo sería como rematarle.

Él o ella te necesita. Incluso si piensas que no estás haciendo nada, la persona deprimida necesita de tu presencia. Simplemente a veces no pueden poner palabras a sus sentimientos.

Incluso si no entiendes la enfermedad, estás poniendo tu granito de arena para que esa persona pueda salir algún día del pozo en el que se encuentra.

A veces ellos no pueden salir por sí mismos del agujero. Necesitan a alguien que pueda sentarse en silencio con ellos o acompañarlos en sus rutinas diarias.