Tratamos cualquier tipo de trastorno como la ansiedad, fobias y obsesiones, depresión, técnicas de relajación, etc.

La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos alerta ante sucesos comprometidos. En realidad, un cierto grado de ansiedad proporciona un componente adecuado de precaución en situaciones especialmente peligrosas. Una ansiedad moderada puede ayudarnos a mantenernos concentrados y afrontar los retos que tenemos por delante.

En ocasiones, sin embargo, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve desbordado y funciona incorrectamente. Más concretamente, la ansiedad es desproporcionada con la situación e incluso, a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro ostensible. El sujeto se siente paralizado con un sentimiento de indefensión y, en general, se produce un deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico. Se dice que cuando la ansiedad se presenta en momentos inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales de la persona, entonces se la considera como un trastorno.

Una fobia es un temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de las personas no las encuentran molestas.
Las personas que padecen este problema lo reconocen como irracional, irrazonable y exagerado pero a pesar de ello evitan o tratan de evitar elafrontamiento de estas situaciones o estímulos y esto les causa gran interferencia en su vida cotidiana.
La mayoría de las fobias se inician en la infancia, adolescencia o edad adulta temprana. Pueden ser causadas por una situación estresante, un acontecimiento traumático o también pueden ser imitadas de un familiar que tiene fobia y un niño acaba haciéndola suya.

Cuando una persona se enfrenta al estímulo temido (animales, alturas, exámenes, reuniones sociales, etc.) aparece una ansiedad severa que se manifiesta con síntomas físicos y psíquicos.
El miedo es algo muy común en las personas. Es una reacción natural o una experiencia adaptativa ante situaciones u objetos que implican un peligro real.

Hay miedos que a una edad son normales y que conforme crece un niño van desapareciendo y por tanto no requieren ningún tratamiento específico. Cuando este miedo se da ante situaciones u objetos que no suponen un peligro real ni tampoco es evolutivo, entonces nos encontramos antes un miedo que ya no es adaptativo y es lo que denominamos fobia.

Las obsesiones, o pensamientos obsesivos, son dinámicas de pensamiento en las que la mente de la persona se aferra a una idea fija. Habitualmente, estas ideas están asociadas a algún suceso, evento o situación que supone un o preocupación para esta que le genere sentimientos de temor o angustia. Para que un pensamiento pueda ser considerado como obsesivo debe cumplir una serie de características. La primera es que estas ideas deben ser
repetitivas y recurrentes; es decir, que aparezcan constantemente en la mente de la persona.
Además, también deben de surgir de manera involuntaria y ser incontrolables; esto significa que, por mucho que la persona intente no pensar en ellas o eliminarlas de su cabeza, estas ideas volverán a la mente, puede que incluso con más fuerza. Las causas más habituales que dan origen a estas obsesiones pensamientos obsesivos son los estados de ansiedad y de estrés psicológico. En ambos casos la persona experimenta una serie de preocupaciones o miedos recurrentes que, además, tienden a empeorar los síntomas de la ansiedad. Por lo tanto, la persona se ve envuelta en un círculo vicioso en el cual sufre una ansiedad que le provoca una serie de pensamientos obsesivos, los cuales a su vez contribuyen a alimentar más los síntomas de dicha ansiedad. Las maneras en las que estos pensamientos obsesivos se exteriorizan son
muchas y muy diversas, y en la mayoría de casos estarán influidas por los rasgos de personalidad del sujeto, así como del contexto que le rodea. Conductas obsesivas relacionadas con el orden, la limpieza o el aspecto físico, son el reflejo de estas ideas que ofuscan la mente de la persona.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo, que se traduce en un estado de decaimiento y claudicación psicológica y biológica del paciente importante y continuado, y se manifiesta a través de síntomas psíquicos (pudiendo aparecer desinterés, tristeza, desmoralización, disminución de la autoestima…) y somáticos (pudiéndose presentar en forma de pérdida del apetito, disminución del peso corporal, astenia, alteraciones del sueño con periodos de insomnio y de somnolencia, etcétera).

A la hora de realizar un diagnóstico correctamente se ha descartar los episodios de tristeza pasajera o frustración, que se consideran como una reacción natural de la persona ante acontecimientos negativos como las situaciones de duelo por la pérdida de un ser querido u otras como divorcios o separaciones; aunque si se prolonga más allá de los seis meses o es tan
importante que sea incapacitante puede desembocar en lo que clínicamente se conoce como una depresión mayor.

Las técnicas de relajación son una técnica muy útil para nuestro día a día. Ayuda a calmar el estrés, disminuir la ansiedad y ayudarnos a superar situaciones difíciles. Las técnicas de relajación pueden incluir un conjunto variado de conductas previas. De entre las distintas conductas podemos destacar: sentarnos en una silla cómoda, estirarnos en la cama, leer un libro, etc. Actualmente existen muchas técnicas de relajación que necesitan
diferentes niveles de habilidades para practicarlas. Existen distintos tipos de técnicas, dependiendo de los efectos que quieras conseguir. Podemos utilizar técnicas más observacionales (darse cuenta de nuestro estado físico y mental a nivel corporal y psicológico) o de tipo cognitivo (por ejemplo: técnicas de visualización, mindfulness..). 

Podemos destacar:
◾Mindfulness o reducción del estrés basado en atención plena
◾Técnicas de respiración
◾Meditación
◾Entrenamiento autógeno
◾Visualización
◾Imaginación guiada
◾Relajación progresiva de Jacobson
◾Etc.