

Con la llegada de diciembre, todo se inunda de luces, adornos, gente, comidas y regalos. La navidad invita a compartir amor y felicidad. Sin embargo, en algunos casos, estas fechas tan señaladas se convierten en una auténtica pesadilla. Es entonces, cuando puede aparecer la depresión navideña, también llamada depresión blanca o blues de navidad.
¿Qué es la depresión navideña?
Aunque no es considerada un trastorno psicológico como tal, la depresión navideña podría ser definida como un síndrome o un estado de ánimo negativo que aparece como respuesta a ciertos estímulos del entorno relacionados con la navidad (villancicos, adornos, reuniones).
¿Cuáles son los síntomas de la depresión navideña?
Los síntomas que aparecen asociados a la depresión blanca serían:
- Profundos sentimientos de tristeza.
- Nostalgia.
- Disminución del apetito.
- Problemas para dormir.
- Irritabilidad o mal humor.
- Ansiedad.
Se trata de síntomas similares a los de la depresión común. Aunque en este caso, la nostalgia podría ser el síntoma más característico. La persona añora tiempos pasados o personas que ya no están sentadas en la mesa para las comidas de navidad.
¿Cómo evitar la depresión navideña?
- Reconocer el estado de ánimo. Preguntarse a uno mismo por la causa o factores que influyen para sentirse tristes.
- Aceptar la pérdida y procesar el duelo. Cuando el motivo principal de la tristeza es la falta de un ser querido, resulta fundamental trabajar y procesar esa pérdida.
- Aprender a decir que “no”. Alejarnos de los compromisos y obligaciones y llevar a cabo actividades que nos hacen sentir bien con nosotros mismos.
- Establecer unas expectativas reales sobre la situación familiar y cómo van a ser las celebraciones.
- Evitar las compras compulsivas como método para buscar la felicidad.
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