Descripción general
Trastorno depresivo persistente, también llamado distimia, una forma de depresión continua y a largo plazo (crónica). Es posible que pierdas interés en las actividades normales de la vida cotidiana, que te sientas desesperanzado, que te vuelvas improductivo y que tengas baja autoestima y una sensación general de ineptitud. Estos sentimientos duran años y pueden afectar en gran medida tus relaciones y tu desempeño en la escuela, en el trabajo y en las actividades diarias.

Si tienes trastorno depresivo persistente, es posible que te resulte difícil sentirte optimista incluso en ocasiones felices. Puede que te describan como pesimista o negativo, que crean que te quejas todo el tiempo o que eres incapaz de divertirte. Aunque el trastorno depresivo persistente no es tan grave como la depresión mayor, tu estado de ánimo deprimido actual puede ser leve, moderado o grave.
Debido a la naturaleza crónica del trastorno depresivo persistente, sobrellevar los síntomas de la depresión puede resultar difícil, pero una combinación de sesiones de terapia comunicativa (psicoterapia) y medicamentos puede ser eficaz para tratar esta afección.
Síntomas
Los síntomas del trastorno depresivo persistente, por lo general, aparecen y desaparecen durante años, y su intensidad puede cambiar con el tiempo. Sin embargo, los síntomas no suelen desaparecer durante más de 2 meses por vez. Además, pueden presentarse episodios de depresión mayor antes o durante el trastorno depresivo persistente, lo que a veces se llama «depresión doble».
Los síntomas del trastorno depresivo persistente pueden causar impedimentos considerables y pueden incluir:
Falta de interés en las actividades diarias
Tristeza, sensación de vacío, depresión
Desesperanza
Cansancio y falta de energía
Baja autoestima, autocrítica o sentirse incapaz o inútil
Dificultades para concentrarse y tomar decisiones
Irritabilidad o enojo excesivo
Disminución de la actividad, eficacia y productividad
Evitar las actividades sociales, aislamiento
Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado
Falta de apetito o comer demasiado
Problemas para dormir
En los niños, los síntomas del trastorno depresivo persistente pueden incluir estado de ánimo deprimido e irritabilidad.
Cuándo consultar al médico
Debido a que estos sentimientos se han prolongado durante tanto tiempo, es posible que pienses que siempre formarán parte de tu vida. Pero si presentas algún síntoma de trastorno depresivo persistente, busca ayuda médica.
Habla con tu médico de atención primaria acerca de sus síntomas. o busca ayuda directamente de un profesional de salud mental. Si no deseas ver a un profesional de salud mental, comunícate con otra persona que pueda ser tu guía en el tratamiento, ya sea un amigo o un ser querido, un maestro, un líder religioso o alguien en quien confíes.
Si consideras que puedes lastimarte o intentar suicidarte, llama al 911 o al número de emergencia local de inmediato.
Causas
No se conoce la causa exacta del trastorno depresivo persistente. Al igual que la depresión mayor, puede involucrar más de una causa, tales como:
Diferencias biológicas. Las personas con trastorno depresivo persistente pueden tener modificaciones físicas en el cerebro. La importancia de estas modificaciones sigue siendo incierta, pero es posible que finalmente ayuden a señalar las causas.
Química del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias químicas naturales del cerebro que probablemente desempeñen un papel en la depresión. Estudios recientes indican que los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores y en la manera en que interactúan con los neuro circuitos encargados de mantener la estabilidad del estado de ánimo pueden jugar un papel fundamental en la depresión y su tratamiento.
Rasgos heredados. El trastorno depresivo persistente parece ser más frecuente en personas cuyos familiares de sangre también tienen el trastorno. Los investigadores están intentando encontrar genes que puedan causar la depresión.
Acontecimientos de la vida. Al igual que en la depresión mayor, los acontecimientos traumáticos, tales como la pérdida de un ser querido, los problemas económicos o un nivel alto de estrés pueden provocar trastorno depresivo persistente en algunas personas.
Factores de riesgo
Por lo general, el trastorno depresivo persistente comienza temprano (en la niñez, la adolescencia o los primeros años de la adultez) y es crónico. Ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar el trastorno depresivo persistente, incluidos los siguientes:
Tener un familiar de primer grado que padezca un trastorno depresivo mayor u otros trastornos depresivos
Atravesar situaciones traumáticas o estresantes, como la pérdida de un ser querido o problemas financieros
Tener rasgos de personalidad que implican negatividad, como baja autoestima y ser demasiado dependiente, autocrítico o pesimista
Tener antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de personalidad
Complicaciones
Las situaciones que pueden estar relacionadas al trastorno depresivo persistente son las siguientes:
Mala calidad de vida
Depresión mayor, trastornos de ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo
Abuso de sustancias
Relaciones difíciles y conflictos familiares
Problemas en la escuela y el trabajo y reducción de la productividad
Dolor crónico y enfermedades en general
Pensamientos o comportamiento suicidas
Trastornos de personalidad y otros trastornos de salud mental
Prevención
No hay una manera que asegure evitar el trastorno depresivo persistente. Dado que comienza frecuentemente en la niñez o durante la adolescencia, identificar a los niños en riesgo de tener este trastorno puede ayudarlos a recibir tratamiento temprano.
Algunas de las estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas son las siguientes:
Tomar medidas para controlar el estrés, para aumentar tu resiliencia y para subir el autoestima.
Buscar ayuda de los familiares y amigos, especialmente en momentos de crisis, para que te ayuden en los momentos difíciles.
Buscar tratamiento ante el primer signo de un problema para ayudar a evitar que los síntomas empeoren.
Pensar en la posibilidad de obtener tratamiento de mantenimiento a largo plazo para ayudar a evitar una recaída de los síntomas.

Bibliografía: Mayo Clinic Family Health Book (Libro de Salud Familiar de Mayo Clinic) 5.ª edición