El grupo de duelo basa su filosofía en la terapia de grupo desde la convicción de que para transitar el proceso del duelo es mejor hacerlo acompañados por personas que han pasado por las mismas experiencias. Así nos sentimos escuchados y realmente comprendidos.

Los grupos de apoyo se crearán según el tipo de pérdida:

  • Grupo de madres/padres (que han perdido a un hijo/a o a varios): La muerte de un hijo es la más dura y difícil de superar, porque en definitiva tú le has dado la vida y no sabes quién, ni porqué le ha robado su futuro.
  • Grupo de pareja
  • Grupo de otras pérdidas: hermanos, madre, padre, amigos, etc.

Los grupos de apoyo suelen reunirse cada semana en sesiones de 1 hora 30 minutos de duración aproximada, y que siguen una estructura:

1) Apertura de la sesión (salutación y revisión de la semana).
2) Presentación del tema y participación colectiva.
3) Cierre con resumen de la sesión. En cada sesión se trabajará un tema
relacionado con el duelo.

¿Cómo son nuestros grupos?

  • Los grupos de duelo pueden ser abiertos o cerrados. En los grupos abiertos no hay un tiempo preestablecido de permanencia, sino que cada persona entra y sale del grupo cuando se sienta preparada para ello, mientras que en los grupos cerrados si tienen un tiempo de asistencia preestablecidos. Durante el tiempo de asistencia al grupo se requiere el compromiso de asistencia semanal, ya que la cohesión del grupo es muy importante para el buen funcionamiento del mismo.
  • Grupos homogéneos, es decir, que están pasando pérdidas similares, de una duración aproximada de 6 meses para acompañarles en los primeros momentos sin sus seres queridos: primeras Navidades, cumpleaños, vacaciones, etc.

Objetivos de grupo

  • Reconocer emociones.
  • Expresar emociones y sentimientos.
  • Incorporar actividades gratificantes.
  • Mejorar la calidad de la comunicación social.
  • Paliar la soledad.
  • Compartir la experiencia en un entorno comprensivo.
  • Facilitar una actitud activa, no pasiva, ante el dolor.
  • Ayudar a transitar por ese nuevo sendero, implica todo un proceso de cambio y de adaptación que necesariamente va de la mano del duro y brutal sentimiento que provoca la pérdida de un ser querido.
  • Trabajar venciendo las dificultades que se nos presentan hasta conseguir la aceptación de la pérdida durante el período de frustración, recogimiento, tristeza o recapitulación del recuerdo que abre una brecha que nos permite evaluar la relación con la persona que nos deja.
  • Entender que el dolor se puede vivir y que se puede conseguir dar un color distinto a la vida con ayuda a lo largo del proceso.