
Una Escuela de Cuidadores enseña a los familiares a atender en las mejores condiciones a sus enfermos terminales
El padre de Mónica Portolés tiene 88 años. Padece alzhéimer desde hace cuatro, el mismo tiempo que lleva ella cuidándolo. Viven juntos. Y desde finales de 2017, Mónica asiste a unos talleres para saber cuidar a su padre de la mejor manera posible. «Lo que estoy aprendiendo allí me está sirviendo de mucho», aseguró convencida ayer, durante una sesión a la que también asistió ABC. Justo después de estas explicaciones, Mónica rompía a llorar. Durante la sesión, ella y otros cuidadores hablaron sobre emociones con las que se identifican, como el miedo, la ira o la impotencia. Mónica las conoce todas.
Ella es solo una de las muchas personas que afrontan como tarea cotidiana cuidar a allegados con enfermedades terminales y edades avanzadas que pierden su autonomía física y psíquica. Un reto personal que a menudo no es comprendido, como explica a ABC otro asistente del taller, Ferran Ros, cuya madre de 89 años también sufre alzhéimer. «Antes de comenzar los talleres, creía que no había gente como yo», relata. «La gente ve al cuidador paseando con la persona enferma por la calle despreocupadamente, pero no es consciente del trabajo que hay detrás», incide.
Durante la sesión, la psicóloga docente Marta Argilés expuso pautas de interacción con las personas enfermas durante más de media hora. Unas medidas que pueden resultar obvias, pero que Argilés señala como claves para el acompañamiento de una persona enferma: algo tan simple como mirar a los ojos puede generar la suficiente empatía para mejorar el estado de ánimo de la persona dependiente, por ejemplo.
Una escuela «del alma»
Mónica y Ferran son dos de los 1.105 alumnos que ya han pasado por la Escuela de Cuidadores de Cataluña, el primer centro específico que intenta ayudar a atender mejor a enfermos paliativos o cercanos al final de su vida. Impulsada por la Obra Social La Caixa, la escuela se inauguró en julio de 2018, y es la tercera iniciativa del Programa de Acción Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la entidad. Sus responsables destacan que no se trata de adquirir una formación técnica ni un título de excelencia, sino el aprendizaje «real» para gestionar los obstáculos sociales, emocionales y espirituales derivados de estos cuidados paliativos.
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muy bueno el post.